domingo, 4 de agosto de 2013

LOS ASESINOS DEL EMPERADOR, de Santiago Posteguillo


DATOS PRÁCTICOS:

Título: LOS ASESINOS DEL EMPERADOR
Autor: Santiago Posteguillo
Editorial: Planeta
Colección: Autores Españoles e Iberoamericanos
ISBN: 978-84-08-10325-7            
Páginas: 1.200
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta




Cuando allá por el mes de diciembre pasado Carmina, del blog De tinta en vena propuso el reto Doce meses, doce libros, miré de reojo la estantería, porque allí, desde hacía casi dos años, dormía el sueño de los justos un ejemplar de Los asesinos del emperador, un libro que compré con ilusión, pero que a medida que pasaban los meses me veía incapaz de abordar por cuestiones ¿de peso?. Y el caso es que me tentaba, es más, no dejaba de hacerlo, puesto que soy una gran aficionada a las historias de romanos y ésta, por las reseñas que leí en su día, estaba claro que iba a ser de las mejores. Pero sabía que llegaría el verano y que las vacaciones, del mismo modo que el año anterior hice con El temor de un hombre sabio, me iban a permitir un parón entre tantas novedades (Hola, Bolzano, también entrará en tu reto), aunque fuese atravesándome medio país con el tocho en las manos buscando su oportunidad. Y aquí me tenéis, tras muchas horas de lectura, encantada de haberme sumergido en uno de los libros más fascinantes que he leído.


   
EL AUTOR:

En la web oficial de la Editorial Planeta, podéis consultar la biografía del autor, que a continuación os transcribo:

Santiago Posteguillo, profesor titular de lengua y literatura inglesa en la Universitat Jaume I y doctor europeo por la Universitat de València, estudió literatura creativa en Estados Unidos y lingüística, análisis del discurso y traducción en el Reino Unido. Publicó Africanus, el hijo del cónsul en 2006, Las legiones malditas en 2008 y La traición de Roma en 2009. Reconocido como uno de los «Valencianos para el siglo XXI» por el periódico Las Provincias, Santiago Posteguillo ha sido finalista del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza, ha sido premiado en la Semana de Novela Histórica de Cartagena y ha recibido los galardones Hislibris.com 2009 al mejor novelista histórico y a la mejor novela histórica. 

En 2010, Santiago Posteguillo recibió el prestigioso Premio a las Letras de la Generalitat Valenciana. Los asesinos del emperador es su, hasta la fecha, novela más espectacular novela, un relato impactante, descomunal, cuyos derechos ya fueron vendidos a Italia antes de su publicación.



ARGUMENTO:


En la Domus Flavia, residencia del emperador Domiciano, una serie de personas que en apariencia no guardan relación, se darán cita el 18 de septiembre del año 96 para llevar a cabo una misión más que arriesgada: es el día elegido para asesinar al último emperador de la dinastía Flavia, posiblemente, el hombre más blindado del mundo, al que protegen cinco mil pretorianos con su vida. Tras quince años en el poder más absoluto, el imperio se hunde como consecuencia de su iniquidad y su paranoia. Demasiadas traiciones, asesinatos y persecuciones no pueden quedar impunes…

Ese mismo día, el legatus Trajano, querido y admirado por sus tropas a las que trata de igual a igual, cumple cuarenta y tres años y todavía no sabe que está llamado a convertirse en el emperador del mundo.

Así comienza una novela fascinante, que abarca más de tres décadas y en la que se darán cita toda clase de acontecimientos históricos.




IMPRESIONES:

“Modificar el curso de la Historia es prácticamente imposible. Sólo unos pocos se atreven a intentarlo y sólo uno entre millones, siempre de forma inesperada para todos, es capaz de conseguirlo. Bienvenidos al mundo de Marco Ulpio Trajano”. (Proemium, página 22)


Me aficioné a las novela “de romanos” gracias a Robert Graves y su libro más conocido Yo, Claudio. En ella se narraba, en primera persona como si de una autobiografía se tratase, el devenir de la dinastía Julio-Claudia desde la muerte de Julio César, allá por el 44 a. de C. hasta Calígula, su predecesor, muerto en el 41 de C., pasando por Augusto y Tiberio, hasta llegar a él. Pues bien, en Los asesinos del emperador, Santiago Posteguillo nos invita a viajar en el tiempo y asistir a los últimos coletazos del reinado de Nerón –último de los Julio-Claudia- y las consecuencias que trajeron aparejadas su suicidio: una guerra civil que duró algo más de un año y un segundo año donde desfilaron por las calles de Roma hasta cuatro emperadores: Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano, quien por fin pudo dar un poco tranquilidad al imperio con un reinado que duró diez años y que le permitió crear una nueva dinastía: la Flavia. A su muerte, le sucedió su hijo Tito y a éste su hermano Domiciano, quizás el gran protagonista de esta historia y sobre el que gira la intriga de la conjura que acabó en asesinato. Después le sucedería Nerva durante dos años hasta su muerte y es este emperador el que da con la fórmula para que Trajano, llegue al poder con el hándicap de ser hispano.


Y claro, una vez concluído este volumen que resume treinta y cinco años de historia, sólo puedo deciros que  Posteguillo sabe enganchar, porque es incuestionable. Os pondré un ejemplo: Comienza la historia con la conjura para matar al emperador Domiciano en su punto más intenso: las cartas están boca arriba y conocemos las intenciones -que no los motivos- de todos los intervinientes en la misma, incluso conocemos al ideólogo de la misma y como se llevan a cabo los últimos ajustes. Pues bien, al terminar el primer libro (la novela está dividida en ocho partes o libros), nos quedamos sin conocer si han conseguido asesinarle cuando este finaliza. Comienza entonces, en apariencia, la historia por el principio, desde el origen, remontándose al momento del suicidio de Nerón y ya la historia continúa de manera lineal, según la siguiente estructura:

En principio se presentan los agradecimientos y la relación de personajes (Dramatis personae) que aparecen en la novela. Y, tras un prefacio, la novela se divide en ocho partes y una serie de anexos de lo más interesantes:

- Libro I: Un plan perfecto.
- Libro II: El imperio en guerra.
- Libro III: El asedio de Jerusalén.
- Libro IV: El anfiteatro Flavio.
- Libro V: Imperator Caesar Domicianus.
- Libro VI: Las fronteras del Imperio.
- Libro VII: Dominus et Deus.
- Libro VIII : El ascenso de Trajano.

Apéndices:
- Nota histórica.
- Glosario de términos latinos.
- Glosario de términos dacios.
- Árboles genealógicos.
- Listado de emperadores de Roma durante el siglo I d.C.
- Listado de jefes del pretorio.
- Mapas.
- Ilustraciones de diferentes tipos de gladiador.
- Bibliografía.

Con un estilo ágil y fresco, su prosa se distingue por la naturalidad. Los diálogos son directos y espontáneos, las descripciones sublimes y, sin embargo, las construcciones no son nada complejas. De entre los recursos utilizados, que son muchos, me ha maravillado la manera en que simultanea, con gran acierto, los saltos hacia adelante en la narración (prolepsis) con la vuelta al pasado en la vida de los personajes principales (analepsis).  El autor utiliza la técnica más depurada en cualquier bestseller que se precie; es decir, los capítulos son muy cortos –no suelen pasar de las cuatro o cinco páginas- y siempre ocurre algo en cada uno de ellos que te obliga a seguir leyendo. Siempre hay una nueva intriga que alimenta la tensión constante. Pero recuerda que bestseller no siempre es sinónimo de mediocre: esta novela es un ejemplo de ello, ya que al entretenimiento hay que añadir factores tan importantes como la calidad literaria y el rigor histórico. Es más, hay momentos en que crees que el autor ha tenido un golpe de fantasía al narrar algún suceso determinado y de pronto aparece una llamada hacia una nota de pie, que te justifica que esa situación está documentada.



Personajes:

Teniendo en cuenta que esta novela comprende un período de treinta y cinco años de la historia de una Roma convulsa en la que se dieron cita hasta ocho emperadores con distinta suerte, es lógico pensar que son muchos los personajes que aparecen a lo largo de la narración (para que os hagáis una idea, más de un centenar), con distinta importancia en los acontecimientos (desde los propiamente históricos y por lo tanto contrastados, hasta aquellos de los que no se conoce ni su nombre real, pero que existieron, como puede ser el caso de los gladiadores)  pero que no por ello pierden un ápice de verosimilitud, sino que potencian la trama principal y alimentan la intriga. Pero si hay algo indudable es que así como Trajano en este volumen (esta novela es el primer tomo de una trilogía) es un secundario más, del que conocemos algunos detalles de su juventud y de su ascenso hasta convertirse en legatus, o de la carrera militar de su progenitor, que le sirve de guía hasta el fin de sus días, el gran protagonista de esta novela es el emperador Domiciano, un personaje de una crueldad extrema, obseso y paranoico que veía confabulaciones y traiciones por doquier, capaz de condenar a cualquiera por el simple hecho de haber alcanzado una cierta popularidad o por destacar en política, por no hablar de su propia descendencia, con la que acabó a la primera ocasión que se le puso por delante temiendo futuras conspiraciones. Y como el odio sólo engendra odio, se consolidó como el foco de todas las inquinas y rencores que concurrieron aquel 18 de septiembre de 96 en una conjura perfectamente orquestada en la que se implicaron, entre otros, desde su esposa Domicia Longina  o su consejero Partenio hasta un grupo de gladiadores y algún que otro senador.


Con respecto a los gladiadores, tengo que decir que no tenía ni idea de que existiesen tantos tipos, pues siempre he creído que el que vistieran de una manera o de otra sólo dependía de sus gustos o de lo que tuviesen a mano. Pero resulta que no y en los apéndices de la novela (los miré antes de empezar con el libro)  me di cuenta, gracias a las ilustraciones que se acompañan, que hay unos cuantos. Uno de los protagonistas de la novela es precisamente Marcio, un gladiador que participará en la conjura y que pertenece a la categoría de los mirmillones y, como tales, vestía con una túnica corta, se cubría con un casco que tenía apariencia de pez por la cresta superior. Llevaba protecciones en el brazo derecho y la pierna izquierda y utilizaba una espada corta y recta, junto con un escudo curvado y rectangular como el de los legionarios. También existía una derivación de los mirmillones: eran los secutores. Vestían igual que ellos, excepto el casco que era liso y con una pequeña abertura para los ojos. Los samnitas llevaban un caso con visera, cresta y plumas, se protegían la pierna izquierda con una greba metálica y el brazo derecho con un brazal de cuero o metal que le llegaba hasta el hombro. Al igual que los mirmillones, la espada era recta y corta y el escudo era grande y oblongo. Los tracios solían atacar a sus oponentes por la espalda, por lo que su espada era muy corta y curvada; su escudo era rectangular y corto, por lo que tenían que protegerse ambas piernas. También llevaban protección en el brazo derecho, hasta el hombro y el casco tenía visor y una cresta alta. Los provocatores eran los encargados de abrir los asaltos. Aún así, todavía hay muchas más categorías de gladiadores que no quiero citar por no eternizarme. Eso si, no puedo obviar a un grupo que me dio verdadera lástima, quizás porque todos los que os he citado, tenían posibilidades de salvarse, pero los andabatae, no tenían grandes probabilidades de salir por la Puerta de la Vida, ya que el casco que portaban no tenía agujeros y peleaban a ciegas.

Y ya que estamos en ese mundo que los romanos consideraban lúdico, hay un gran elenco de profesionales que hacían posible este tipo de espectáculos, como Cayo, “El lanista”, un gladiador viejo que tenía su propio Ludi (escuela de entrenamiento). Se convirtió en la más importante de la Roma del siglo I de nuestra era al haber protegido a Domiciano cuando se escapó de una muerte segura en manos de los vitelianos. Al llegar a Roma y convertirse Vespasiano en emperador, no dudó en premiar la lealtad de estos hombres, en particular la de “El lanista”. También estaba el editor, que era el encargado de organizar los combates; o el magíster, que hacía funciones de árbitro. Una vez terminado el combate, aparecían los esclavos al servicio del anfiteatro, dirigidos por un responsable que se cubría con una máscara que representaba a Caronte, el encargado de llevar a los mortales al Hades, cogían a los caídos en la arena utilizando un garfio de hierro y los conducían por la Puerta de la Muerte al Spoliarium, lugar en el que los despojaban de armas y ropaje. No voy a contar lo que después hacía con los cadáveres el responsable de las fieras con ellos, para evitar molestias estomacales.


Ambientación:

De su cuidada ambientación (no voy a entrar en los territorios fronterizos, porque sería eternizarme), poco puedo decir excepto que es soberbia, ya que la novela es tan cinematográfica que gracias a las precisas descripciones parece que estés viendo la Roma imperial como en una película. Pasearemos por la bulliciosa Subura, situada entre las colinas de Viminal y Esquilino y próxima al foro romano, el barrio más poblado de la ciudad donde se hacinaban las clases más bajas (proletariado y clase obrera) junto con toda clase de maleantes en insulaes levantadas en calles estrechas y sin ningún orden para llegar a la Domus Flavia, situada en la que era la parte central del Palatino y percibir su magnificencia. El autor nos contagia de la magia de la ciudad eterna, caminando por la Vía Sacra y nos permite asistir al nacimiento del Coliseo (Anfiteatro Flavio), mandado construir por Vespasiano para celebrar en él espectáculos de gladiadores, peleas con fieras o sacrificios de cristianos, obra que no pudo ver terminada ya que le sobrevino la muerte. Sería su primogénito, Tito, quien se ocuparía de rematar la construcción, aunque poco después, durante el reinado de Domiciano, éste se encargaría de mandar construir una arcada más, así como el hipogeo (un complejo sistema de pasillos subterráneos de hasta treinta y seis metros de profundidad donde alojar a los gladiadores, condenados y fieras que subían a la superficie (una plataforma de madera cubierta de arena) a través de una serie trampillas y montacargas.

LA DOMUS FLAVIA


ENLACES DE INTERÉS:

Web oficial del autor.

Web oficial de la novela


  

CONCLUSIONES:
Decir que Los asesinos del emperador es una novela impresionante es quedarse corta. Si bien, aunque yo la recomendaría a todo el mundo ya que, a fin de cuentas, el autor se ha convertido en todo un referente del género, entiendo que para que así os parezca debe gustaros la novela histórica. No obstante, insisto en que merece la pena conocer como Trajano llegó a convertirse en emperador, cual fue la fórmula elegida y conocer algo más de ese gran desconocido que consiguió dar el mayor esplendor a ese periodo fascinante. Además de asistir a momentos tan importantes como la toma de Jerusalén o la guerra contra los dacios, la creación del Coliseo y las luchas de gladiadores, la erupción del Vesubio y otros tantos acontecimientos que te dejarán pasmado, todo ello con un apreciable rigor histórico y de una manera muy amena.



Esta reseña participa en la iniciativa:



26 comentarios:

  1. Antes leía mucha novela histórica, pero la abandoné quizás saturado o quizás fue al engancharme a la negra.
    Aplaudo tu decisón de leer una novela de 1200 páginas, eso se estila poco por los blogs por las prisas, y me alegro de haber participado un poquito del empuje.

    Que decir de la reseña: es brutal y se nota que la novela te ha encantado.
    Yo no creo que me vaya a poner con ella; tengo tanto por leer en negro...
    Saludos

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  2. Es un género que ytengo algo abandonado, aunque me gusta y sé que Posteguillo es todo un referente. Precisamente me cautivó con un titulo que nada tiene que ver, el de la Noche que Frankenstein leyó el Quijote. A este le tengo echado el ojo, pero me da cierta "pereza", algo sin justificación, ya que tiene muy buenas críticas, igual de entusiastas que esta, aunque no tan pormenorizadas (me ha encantado!!!). Un besote!!!

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  3. Mi gran pasión por la novela de "romanos" empezó también con "Yo, Claudio" y para rematar mi afición a la novela histórica tiene la culpa Sinuhé, el egipcio. Esta novela que hoy nos reseñas es la primera que tengo de Posteguillo; aunque parezca increíble, aún no me estrené con este gran autor que lo es y no porque lo diga yo, lo dice todo aquel que ha leído sus novelas. A ver si no tardo tanto tiempo en decidirme por su lectura. Te felicito por la reseña. Besos.

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  4. También hace mucho que quiero leerlo. Todavía no me he estrenado con el autor, pero antes que este me gustaría leer la saga Africanus
    Besos

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  5. Yo me aficioné a la novela de romanos con Colleen McCullough. Luego vino Yo, Claudio y su continuación... Y luego vinieron muchas más. Pero con Santiago Posteguillo aún no me he estrenado. Quizás porque estuve un tiempo saturada ya de este género, y quizás también por el grosor de los libros. Pero tengo que leerlos, que sé que al final me voy a decir por qué no lo leí antes. Gran reseña!
    Besotes!!!

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  6. Ains! Yo también me aficioné a las novelas de romanos con Yo, Claudio, que leí en mi adolescencia y me encantó! Este libro me produce mucho respeto por su longitud, pero creo que cuando vuelva a estar preparada para leer grandes tochos le haré hueco, que la Antigua Roma es un escenario incomparable y por lo que dices, esta historia está a la altura de las expectativas. 1beso!

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  7. Me has dejado boquiabierta. Creo que no me queda otro remedio que hacerle un hueco a este autor y a esta novela.

    Un saludo.

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  8. Hace algún tiempo que tengo en mi estantería esta novela, pero su tamaño me echaba para atrás, vamos que siempre encontraba otra más interesante, pero después de leer tu reseña ya no me vale ninguna excusa.
    Por otro lado quiero felicidades por esta estupenda reseña, pues no debe ser nada fácil resumir un libro de semejante volumen y con la enorme cantidad de personajes.
    Besos.

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  9. Es que Kayena, Posteguillo es un escritor de novela histórica impresionante (como esta novela), en mayúsculas. Leí su trilogía sobre Africanus y me quedé boquiabierta. No había disfrutado tanto de una novela histórica desde los libros sobre César de Coleen McCullough. Así que esta nueva trilogía, sobre Trajano, ya la tengo bien apuntadita pero creo que esperaré a tener los tres libros publicados para lanzarme. Besos.

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  10. Huy, ahora que estoy inmersa en los cursos online sobre mitología, los antiguos griegos, la arquitectura romana, etc., este cae seguro.

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  11. Las reseñas quwe he leído hasta ahora han sido muy positivas. Me alegro que la hayas disfrutado, pese a la pereza inicial.
    Yo ando en modo romántico. Ayer terminé una trilogía de Nora Roberts que he devorado el fin de semana, y en cuanto acabe de currar me podré con alguno que no he decidido todavía.
    Besos!

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  12. Éste autor escribe genial a ver si vuelvo a ponerme con el.
    Un beso!

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  13. Soy un desastre...¡aún no he leído nada de este autor!

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  14. Aun no he leído nada de Posteguillo, y bien que me pesa, pero antes de que acabe el año seguro que cae la primera.
    Un beso y felicidades una estupenda reseña, de las que animan a leer libros de 1.200 páginas, o más ...
    Besos

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  15. Imposible no entusiasmarse con tu tan impresionante entrada donde plamás lo que te gusta el tema!
    Besos

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  16. Con esta Magnífica Reseña y Trabajo completo es difícil resisitirse a leer este Libro.
    ¡¡¡Gracias por tu Comentario en mi blog!!!
    El Valle del Silencio es, como su nombre indica, para quedarse sin Palabras.
    Abrazos y besos.

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  17. Muy interesante y muy buena reseña =)

    Besotes

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  18. Qué pedazo reseña!! Es un género en el que me cuesta entrar, pero desde luego Posterguillo puede ser un guía estupendo.

    Gracias y un saludo!

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  19. Mi padre tiene este libro por casa y creo que le gustó. Las novelas de romanos no me llaman mucho... quizá algún día opte por leer alguna pero será menos extensa que esta.

    Besos.

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  20. Felicidades por la reseña y por tener la valentía de afrontar este tochazo. Me parece que por el momento no me animo con esta obra, me gusta la novela histórica pero no soy demasiado fan de los romanos. Tengo que estrenarme con este autor ya que todas sus novelas reciben muy buenas críticas.
    Besos

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  21. A nosotras también nos gusta Yo, Claudio (y Claudio, el dios, y su esposa Mesalina, y la famosa serie de la BBC), así que quizás tengamos este en cuenta con la pedazo de reseña que has hecho. Pero para más adelante, que ahora tenemos mucho pendiente.

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  22. Este libro creo que no es para mi.
    Besos.

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  23. Lo anoto para una futura lectura, quizás en un hueco entre tanta novela negra

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  24. A ver si me armo de valor un día y me pongo con la trilogía y más yo siendo de este palo

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  25. Me ha encantado la reseña! Has dado datos muy curiosos de los que no tenía ni idea:)
    Como imaginaras, me has convencido totalmente. Además no he leído nada del autor y ya tenía pendiente leer algo suyo.
    1beso!

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  26. La extensa obra relata con toda la precisión posible hechos ocurridos mucho tiempo atrás, la época imperial de Roma con sus miserias y su grandeza, todo a la vez. Nos habla de un Domiciano convertido en déspota que desparrama su energía en acciones contra personajes que son o pueden ser claves para salvar al imperio, tan enorme a esas alturas que necesita inmensos recursos sólo para mantener las fronteras. Las luchas de poder, las intrigas palaciegas y cómo no, el asesinato político se encuentra en las páginas del libro con excesiva frecuencia, aunque si revisamos la historia con cierta distancia, era la tónica general en todas partes. Roma era un gran imperio, y de entre todos los notables surge la figura de Trajano, que es retratado a mi entender con justicia. La lectura es densa pero no decae. Además, Posteguillo se documenta bien, y lo hace con gusto. Se nota su agrado por el acercamiento a la realidad, aunque lógicamente el 80% de lo narrado sea pura ficción. Los personajes tienen un adecuado tratamiento, la trama es perfecta —es historia— y el libro, por tanto, muy recomendable. A todo esto, hay que decir que me encanta la temática romana. Salu2 y buenas lecturas.

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